martes, 11 de septiembre de 2018

1 de octubre del 2018

A MARGARITA DEBAYLE

(Recitado por Aquiles)


Margarita está linda la mar, 
y el viento, 
lleva esencia sutil de azahar; 
yo siento 
en el alma una alondra cantar; 
tu acento: 
Margarita, te voy a contar 
un cuento:

Esto era un rey que tenía 
un palacio de diamantes, 
una tienda hecha de día 
y un rebaño de elefantes,

un kiosko de malaquita, 
un gran manto de tisú, 
y una gentil princesita, 
tan bonita, 
Margarita, 
tan bonita, como tú.

Una tarde, la princesa 
vio una estrella aparecer; 
la princesa era traviesa 
y la quiso ir a coger.

La quería para hacerla 
decorar un prendedor, 
con un verso y una perla 
y una pluma y una flor.

Las princesas primorosas 
se parecen mucho a ti: 
cortan lirios, cortan rosas, 
cortan astros. Son así.

Pues se fue la niña bella, 
bajo el cielo y sobre el mar, 
a cortar la blanca estrella 
que la hacía suspirar.
Y siguió camino arriba, 
por la luna y más allá; 
más lo malo es que ella iba 
sin permiso de papá.

Cuando estaba ya de vuelta 
de los campos del Señor, 
se miraba toda envuelta 
en un claro resplandor.

Y el rey dijo: —«¿Qué te has hecho? 
te he buscado y no te hallé; 
y ¿qué tienes en el pecho 
que encendido se te ve?».

La princesa no mentía. 
Y así, dijo la verdad: 
—«Fui a cortar la estrella mía 
a la azul inmensidad».

Y el rey clama: —«¿No te he dicho 
que el azul no hay que cortar?. 
¡Qué locura!, ¡Qué capricho!... 
El Señor se va a enojar».

Y ella dice: —«No hubo intento; 
yo me fui no sé por qué. 
Por las olas y en el viento 
fui a la estrella y la corté».

Y el papá dice enojado: 
—«Un castigo has de tener: 
vuelve al cielo y lo robado 
vas ahora a devolver».

La princesa se entristece 
por su dulce flor de luz, 
cuando entonces aparece 
sonriendo el Buen Jesús.

Y así dice: —«En mis campiñas 
esa rosa le ofrecí; 
son mis flores de las niñas 
que al soñar piensan en mí».

Viste el rey ropas galantes, 
y luego hace desfilar 
cuatrocientos elefantes 
por la orilla de la mar.

La princesita está bella, 
pues ya tiene el prendedor 
en que lucen, con la estrella, 
verso, perla, pluma y flor.
       * * *
Margarita, está linda la mar, 
y el viento 
lleva esencia sutil de azahar: 
tu aliento.
Ya que lejos de mí vas a estar, 
guarda, niña, un gentil pensamiento 
al que un día te quiso contar 
un cuento.





El niño y la mariposa


(Recitado por Helena)


Mariposa, 

Vagarosa 
Rica en tinte y en donaire 
¿qué haces tú de rosa en rosa? 
¿de qué vives en el aire?

Yo, de flores 

Y de olores, 
Y de espumas de la fuente, 
Y del sol resplandeciente 
Que me viste de colores

¿Me regalas 

tus dos alas? 
¡son tan lindas! ¡te las pido! 
deja que orne mi vestido 
con la pompa de tus galas

Tú, niñito 

tan bonito, 
tú que tienes tanto traje, 
¿Por qué quieres un ropaje 
que me ha dado Dios bendito?

¿De qué alitas 

necesitas 
si no vuelas cual yo vuelo? 
¿qué me resta bajo el cielo 
si mi todo me lo quitas?

Días sin cuento 

De contento 
El Señor a ti me envía; 
Mas mi vida es un solo día, 
No me lo hagas de tormento

¿te divierte 

dar la muerte 
a una pobre mariposa? 
¡ay¡ quizás sobre una rosa 
Me hallarás muy pronto inerte.

Oyó el niño 

Con cariño 
Esta queja de amargura, 
Y una gota de miel pura 
Le ofreció con dulce guiño  

Ella, ansiosa, 

Vuela y posa 
En su palma sonrosada, 
Y allí mismo, ya saciada, 
Y de gozo temblorosa, 
Expiró la mariposa.




Diálogo entre Babieca y Rocinante

(Recitado por Paula)




 «¿Cómo estáis, Rocinante, tan delgado?»
«Porque nunca se come y se trabaja.»
«Pues, ¿qué es de la cebada y de la paja?»
«No me deja mi amo ni un bocado.»


   «Anda, señor, que estáis muy mal criado, 5
pues vuestra lengua de asno al amo ultraja.»
«Asno se es de la cuna o la mortaja.
¿Queréis verlo? Miradlo enamorado.»


   «¿Es necedad amar?» «No es gran prudencia.»
«Metafísico estáis.» «Es que no como.» 10
«Quejaos del escudero.» «No es bastante.


   ¿Cómo me he de quejar, en mi dolencia,
si el amo o escudero o mayordomo
son tan rocines como Rocinante?»





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